La lactancia con un bebé no tetadicto
La gran lección que la pequeña me está enseñando es lo diferente que es la lactancia con un bebé no tetadicto.
Hemos cumplido ya 18 meses de lactancia materna. Con el Mediano me daba más cuenta de estos hitos después de mi primer fracaso pero con ella ha ido todo tan rodado que apenas he sido consciente de lo lejos que hemos llegado.
Son cinco años de experiencia entre uno y otro y, sin embargo, nunca dejas de aprender.
Las expectativas sobre la lactancia
Cuando nació yo tenía unas expectativas muy claras. Venía, además, de un bebé de alta demanda de libro, así que estaba concienciada de que mis próximos años los iba a pasar porteando y con la teta fuera. El mamaba y mamaba y mamaba y la teta siempre le venía bien.
Pero vino ella y me rompió todos los esquemas, sin más.
No es que mamara mal, no. De hecho, de los tres bebés que he tenido ella ha sido la que mejor se enganchó al pecho y la que mamaba con más fuerza y ganas desde el primer momento. A mi esto me entusiasmaba porque facilitaba mucho el establecimiento de la lactancia y porque siendo ligeramente prematura me aliviaba mucho pensar que no íbamos a tener ningún problema con el pecho.
Cuando el bebé no quiere la teta para todo
Pronto me di cuenta de que su patrón de lactancia no era el mismo que el de su hermano Mediano.
Ella mamaba y cuando terminaba, terminaba.
Pero, sobre todo, ella no quería la teta para todo.
Yo estaba acostumbrada a ofrecer la teta en cualquier momento y que siempre funcionara a la perfección. Y sin embargo con ella a veces era peor ofrecérsela porque se enfadaba muchísimo.
Desde recién nacida comencé a notar que había ocasiones en las que se enfadaba cuando le arrimaba la teta. Por ejemplo si estaba llorando mucho y se había pasado de rosca.
Al principio no entendía nada y había momentos en que me asustaba.
¿Cómo era posible que un bebé recién nacido rechazara el pecho? Y que, además, lo rechazara en momentos en los que claramente necesitaba consuelo.
Me preguntaba si le dolía algo que la impedía mamar o qué podía estar haciendo yo mal. Tuve algunas situaciones en las que me sentí realmente mal porque a pesar de tener tres hijos no me había pasado nunca nada parecido. Tener que dejar llorar a mi bebé sin consolarle con el pecho porque claramente no quería mamar en ese momento. ¿Cómo era posible?
Me costó tres meses entenderlo. Era ya verano, recuerdo que hacía muchísimo calor. Le habíamos puesto una vacuna por la mañana y por la tarde empezó con algo de fiebre y a mostrar que claramente se encontraba mal. Unido a un momento de reflujo, pasó una tarde espantosa llorando y cada vez que yo la arrimaba la teta se ponía histérica. Yo seguía insistiendo e insistiendo y poniéndome cada vez más nerviosa. Pensé en salir a Urgencias incluso porque no entendía que se enfadara tantísimo al ver la teta.
Hasta que llegó mi marido, la cogió y dejó de llorar. Y entonces fue como si mi cerebro hiciera click y por fin lo entendí: había momentos en que necesitaba llorar y no quería teta porque la teta no la dejaba llorar. De algún modo es como si ella sintiera que la teta es un tapón cuando ella realmente necesitaba dar rienda suelta a ese dolor, ese malestar o esa rabia. Necesitaba estar en brazos, que le acunaran, besitos, mimos, caricias, pero no podía mamar porque necesitaba llorar a gusto.
¿Puede un bebé dormirse sin la teta?
Un bebé que no es tetadicto puede hacer muchas cosas sin la teta. Digamos que tiene un poder de decisión que un bebé que si está enganchado no tiene.
La Pequeña ha hecho cosas sin la teta que para mi Mediano eran impensables, por ejemplo tras una vacunación salir sin más lágrimas y calmarse ella sola sin el pecho.
¿Puede un bebé lactante dormirse sin la teta? Pues yo pensaba que no porque eso al Mediano le costó… ¿tres años? Pero ella sí que puede. De muy bebé no lo hizo muchas veces pero desde que cumplió los 16-17 meses no es algo extraño. Nos vamos a la cama, mama un rato y muchas veces se cansa y lo deja. Se queda apoyada en mi, o muy cerquita, y ella sola se duerme.
También se ha quedado dormida ¡en el carro! muchísimas veces, en brazos de los abuelos o sentada en el sofá.
¿Podría pasar una noche sin mi? De momento creo que no. Quizá podría quedarse dormida al final de puro cansancio pero en los despertares sí que me necesita. Ese pequeño chupito le hace falta, aún no ha tenido uno de esos despertares y se ha vuelto a dormir sola. Pero no dudo en que lo hará, probablemente a no mucho tardar.
Cuando el bebé mama con pocas ganas
Pues sí, hay veces que pide el pecho y da chupitos y la noto con pocas ganas.
Ella me va enseñando porque yo esto no lo recuerdo para nada. Creo que su hermano Mediano mamó con entusiasmo hasta el último día de lactancia así que a veces no puedo dejar de sorprenderme.
Como digo, me ha costado encajarlo. No sentirme culpable o pensar que pasa algo.
Entender que, simplemente, ella vive la lactancia así y punto.
¿Y si se desteta?
Cuando empezamos la alimentación complementaria pasó un par de meses mamando mucho menos.
Estaba entusiasmada con la comida y abriéndose al mundo y había días en que se olvidaba de mamar. Yo la ofrecía y ella rechazaba salvo cuando ya tenía mucho sueño.
Sí, pensé que se iba a destetar.
Pero pasados un par de meses todo volvió a la normalidad, subió de nuevo la demanda y, es más, pasó otro par de meses mamando mucho: muchas veces, con muchas ganas y mucho ímpetu, sobre todo por la noche.
Los vaivenes de la lactancia
Del Mediano aprendí que la lactancia son fases. Hay fases más durillas, otras en las que ni te acuerdas de que estás dando el pecho porque todo va genial, unas más bonitas y otras quizá menos gratificantes. Pero vas pasando por todas las fases, aprendiendo y disfrutando, hasta que un día llega el destete natural y echas la vista atrás y dices ¡wow!
Con la Pequeña he aprendido que cada lactancia es tan distinta que dos lactancias pueden ser radicalmente distintas.
Ella es una persona independiente y la lactancia será lo que ella decida.
En el último mes, más o menos al tiempo de cumplir el año y medio, está otra vez muy desganada con el pecho. Pide bastantes veces al día pero chupitos muy cortos, todo el rato alternando entre un pecho y otro. A la hora de dormir mama poquito rato antes de soltar ella sola. Se está despertando menos entre medias del sueño así que también mama sola dormida.
No sé si esta vez se destetara o no. He aprendido que todo puede cambiar en cualquier momento y que ella puede volver a entusiasmarse dentro de unos días o semanas.
Me encantaría llegar igual de lejos que con su hermano porque a mi modo de ver la lactancia es cada vez más bonita conforme el bebé va creciendo. Tengo unos recuerdos maravillosos del Mediano cuando ya hablaba y me decía cosas sobre la teta. Además, al haberla dejado con tres años y medio, él tiene unos recuerdos muy vivos. Aún hoy, cuatro años después del destete, la teta sigue siendo algo importante para él y muchísimos días me dice cosas sobre su lactancia, sobre el pecho, sobre cómo mama su hermana… Es algo para toda la vida.
En fin, que yo no sé cómo será esta lactancia con una bebé no tetadicta. Con el Mediano tenía claro que iba para largo pero con ella no tengo ni idea. No me extrañaría que en breve llegara el destete natural pero tampoco me extrañaría que así, poquito a poquito, llegáramos incluso más lejos que con su hermano.
Nuestra lactancia será lo que ella quiera y yo tendré que asumirlo.
¿Tu también has pasado por una lactancia con un bebé no tetadicto o tu bebé era tan fan como mi Mediano?
Mee ha pasado con el segundo. Yo que me podía tirar horas y horas con el primero en la teta.. y este pasa de mí jejjeje.
Jajajaja ¡es chocante! ¿verdad?