Niños que no callan
Mis hijos son muy habladores. Tienen a quien salir, está claro.
Con la edad, como es lógico, Mayor va hablando un poco menos, incluso tiene ratos de silencio.
Sin embargo Bebé tiene una verborrea irrefrenable. Desde que se levanta hasta que se acuesta no para de hablar. Enlaza un tema con otro y ni la comida, ni el baño, ni la tele ni ningún otro juego que podamos estar llevando a cabo le detienen. Son 14 horas diarias con la única pausa de la siesta (los días que se la echa).
La gente nos para por la calle. A cualquier sitio que vamos llama la atención. La gente cree que es divertido, tierno, ¡les encanta! Piensan que Bebé es un crack.
Y no digo que no lo sea, pero desde luego hay un largo trecho entre pasar un rato con un niño con una conversación tan fluida y pasar así todas las horas del día, todos los días del año.
Enlazando una tema con otro no calla nunca, hagas lo que hagas. Leerle un cuento es misión imposible porque tienes que levantar la voz y no es que te interrumpa, es que leerle es simplemente superponer mi voz sobre la suya. Ponerle la tele para descansar unos minutos tampoco funciona porque te comenta lo que esté viendo punto por punto. La comida puede durar horas si no le voy ayudando.
Además, no es que te cuente su vida, es que conversa. Es decir, te da su opinión, pregunta, razona, te vuelve a preguntar, sigue opinando, saca otro tema, más preguntas… y así hasta el infinito.
Por supuesto, los demás prácticamente no podemos hablar. Yo reconozco que apenas puedo escuchar mis propios pensamientos. Soy incapaz de concentrarme en nada. Y cuando llega la noche y se hace el silencio ya no tengo ganas ni de intercambiar media palabra con mi marido. No digamos hablar por teléfono, hace meses que no lo cojo por gusto.
Cuando están juntos… cuando están juntos siento que mi cabeza es como una discoteca. Conducir con ellos en la parte de atrás es un deporte de riesgo (que procuro no practicar).
Hay días que siento que entre unas cosas y otras estoy perdiendo la cabeza. Días que a las pocas horas de levantarse siento que no puedo más. A veces me río como las locas, de esto que no sabes si reír o tomarte una valeriana.
Y, sí, claro que pienso que es un tipo genial y que mola mucho tener un niño con esa cabeza tan bien amueblada y con esa conversación de mayor, pero todo en su justa medida. Me da pena porque es rico a rabiar pero no puedo evitar que me agobie.
Foto | Mike G en Flickr CC
¡Qué envidia me das! El mío acaba de cumplir los 2 años y no hay forma que se arranque. Deseando estoy pasar por lo que sufres tu!
Te entiendo perfectamente, el mío es igual. Es muy tranquilo físicamente pero muy intenso intelectualmente. Además no se conforma con respuestas a medias y hay veces que te pone a prueba …con 15 meses era un papagayo y ahora con 3 años pues la intensidad es exponencial. Yo tengo una paciencia que no sabía que tenía y aunque hay días que me escondo 2′ en el baño para tomar aliento me encanta que sea así. Ánimo.
Yo hago lo mismo! jajaja
Bebé arrancó a los 23 meses, ya verás ya! 🙂
Unos tanto y otros tan poco jaja!
Ánimo, cuando sea adolescente y te responda con monosílabos lo echarás de menos 😉
Ay, espero que no cambien entonces!
Mi hijo arrancó a hablar hace casi un año, cuando tenía 28 meses (hasta entonces cuatro palabras) y aunque no se le entendía bien desde el principio se explicaba con frases largas y quería confirmar que le entendías, y si no…¡menudos enfados! Desde hace unos meses cuando está jugando a veces habla, y otras canta… y al igual que te pasa a ti, la gente te mira por la calle pero lo cierto es que acabas con la cabeza… porque una vez más me he sentido identificada contigo, pues mi hijo da su opinión, pregunta, razona, te vuelve a preguntar, de repente saca otro tema… Y últimamente cuando vamos en el coche o si está jugando nos manda callar si hablamos su padre y yo (sobre algo que a él no le interese, claro está), no sé si esto os habrá pasado también. Por cierto, una vez una señora me dijo que cómo no iba a hablar mi hijo, si cada mañana ella nos veía pasar y yo siempre le iba hablando. Y como su cara no me sonaba, se lo dije y me contestó que nos veía desde su coche, y que le llamaba la atención cómo siempre le iba hablando, será por eso que no he llegado a cambiar la silla de paseo y con tres años (que ha sido cuando la hemos dejado) seguía a contramarcha, mirándome a mí para poder ir hablando los dos…
Hola Laura, pues fíjate que alguna vez lo he pensado porque yo también les he hablado mucho. Y al pequeño porteándole todas las horas del día te puedes imaginar todo lo que le he hablado 🙂
Visto desde fuera o más bien leyéndote, sin sufrirlo es incluso divertido, pero entiendo que debe ser insufrible y que te sientas agobiada.
Si yo a veces me río! Pero otras es angustioso 🙂
Mi peque es igual. No calla y cuando no habla, canta, o grita, que es peor. Se arrancó a hablar con 18 meses y ahora con 27 la gente alucina cuando le escucha por lo que habla, el vocabulario que tuene y su corrección gramatical. No sé de dónde lo ha sacado porque yo soy más bien calladita y soy la que más horas pasa con él. Cuando estoy con mi marido no nos deja hablar, nos interrumpe, o habla más alto, o nos manda callar o.O
Se muy bien lo que dices, madre mía! 🙂
lo siento, no he podido evitar sonreír… y yo deseando que el mío con 18 meses empiece a hablar….
Ya verás ya! 🙂
La patita también habla mucho y muy bien, pero creo que no tanto como el tuyo! Y como muchas de sus conversaciones las tiene con las muñecas y demás juguetes a nosotros nos deja descansar un poco! jeje
Oh, cómo me encantaría ver eso!
tú escribiste algo sobre el habla?
porque me suena… aquí se arrancó tarde pero ahora es lo mismo. No podemos ni hablar los mayores! siempre tiene cosas que decir y siempre tiene la última palabra! va por la calle igual, no puedo pasar desapercibida… en fin, agota pero me gusta que sea así… miedo me da cuando me deje en ridiculo! jajaja! ánimos!
No me acuerdo amordebatmami, a lo mejor sí. Ya verás cuando empiece a contar cosas que no debe jajaja
Jajaja me he reído mucho porque a mí me pasa lo mismo con la mayor. Empezó a decir «el cactus pincha» con TRECE meses, que se lo enseñó mi padre en verano, y a partir de ahí fue hablando sin parar hasta hoy, que todavía no tiene 3 años y nos pone la cabeza como un bombo. Su hermana sólo tiene 8 meses pero me da a mí que va a ser igual… A mí también me pasa que a veces, de repente, me echo a reír porque la situación es insostenible y la cabeza no me da para más, y entonces ella también se parte y nos reímos a muerte las dos… Ella no sabe por qué es, pero bueno. Miedo me da que la pequeña la emule recién cumplido el año…
Jajaja es que me he sentido muy identificada. ¡Ánimo!
Ah, olvidaba comentar que obviamente no nos deja hablar a su padre y a mí. En cuanto ve que la conversación no va con ella, se pone a hablar más y más alto, a hacer más preguntas o directamente a hacer el loco para que le prestemos atención.
Y yo también le hablé siempre mucho, desde que nació. Cuando le daba la papilla con seis meses le contaba qué verduras llevaba y le decía los colores que había cerca… El resultado fue que se sabía los colores con 16 meses, pero no «negro» o «blanco», no, «gris», «lila»… ¡Pa morirse! Y lo peor es que estoy haciendo lo mismo con su hermana 🙂
jajaja Helena, son geniales!
Ay Helena jaja
Uyyyy, como me suena lo que cuentas, yo tengo chica, y pensé que hablaba tantísimo por eso, jejeje. Desde que nació lloraba de día y de noche, y ya me advirtió una enfermera que era su forma de «hablar», auguró la gran parlanchina que es ahora. La adoro, pero sí, a veces necesito pensar y no puedo!! Y cuando me enfado con ella, después me siento culpable…
Ay Matilda, cómo te entiendo!
Pensé que era a la única que le pasaba algo así… nuestra peque hace igual, se pasa el día hablando: con los papás, con extraños con quien sea.. y ya de hacer preguntas ni se hable… yo intento que no me agobie, pero no lo logro, ¡cansa mucho estar así las 24 h, es que hasta de noches!
Un saludo