Atragantamiento en niños: la maniobra de Heimlich puede salvarle la vida
El atragantamiento en niños y bebés es un suceso que puede ocurrir cuando menos lo esperemos. ¿Sabrías cómo actuar? La maniobra de Heimlich puede salvarle la vida a tu hijo. Por eso quiero dedicarle hoy este artículo.
A lo mejor este verano estoy un poco pesada con los primeros auxilios en niños. Lo que es seguro es que estoy muy concienciada y, en la medida en que pueda, me gustaría trasmitiros mi interés. Ojalá nunca nos pase nada de esto pero, si nos pasa, que no nos quedemos bloqueados y sepamos qué hacer.
Mi experiencia con el atragantamiento en niños
Cuando Mayor era muy pequeño, los abuelos le regalaron unas pegatinas chulísimas de esas que tienen relieve y un colorido espectacular. Creo que eran de Tiger, de hecho. Una monada.
Tendría unos tres años y recuerdo que se pasó toda aquella tarde pegándolas por toda la casa y por un maletín de cartón que le regalaron esa misma tarde y que aún conservamos.
El Peque tenía por aquel entonces apenas unos meses, no llegaba al año. No recuerdo si gateaba o ya caminaba, desde luego se movía, aunque eso no me dice mucho porque fue muy precoz en lo de trasladarse. El caso es que a ninguno se nos ocurrió pensar que esas pegatinas fueran un peligro para un bebé que era realmente muy pequeño.
Sólo recuerdo que mientras hacía la cena, el Peque apareció en la cocina y ya venía atragantándose. Tosía mucho y se le veía muy apurado.
El atragantamiento, como tantas emergencias vitales, es algo que ocurre en apenas unos segundos.
En un instante noté que aquello era más que una simple tos, que el Peque tenía serias dificultades para respirar. Llegué justo a cogerle la cabeza cuando parecía que se desvanecía y la cara le cambiaba de color.
En una de sus arcadas pude ver claramente una pegatina. La tenía pegada en el paladar pero tan atrás que debía tocarle ya casi la campanilla. No se le tragaba porque era grande para su boca, no le cabía por la garganta. Pero tampoco podía echarla hacia delante, me imagino que porque estaba bastante pegada. Claramente le faltaba el aire.
Afortunadamente no me pilló sola en casa y además sabíamos qué hacer.
Mi marido entró en la cocina justo en ese instante y entre los dos le tumbamos boca abajo, con las piernas más elevadas que la cabeza. Sólo ya con esa inclinación y el primer golpe en la espalda conseguí alcanzar la pegatina con mi dedo, haciendo gancho.
Todo esto en apenas unos segundos, os podéis imaginar. De película. Luego el Peque siguió como si nada, no recuerdo ni que llorara si quiera. Pero el susto fue monumental, creo que os hacéis una idea.
La verdad es que el Peque nos ha liado unas cuantas en estos años. A veces piensas que va a ser cierto que tienen un Ángel de la Guarda. Pero no dejo de dar gracias por haber sabido ese día qué hacer porque es muy complicado pararse a pensar en esos momentos y precisamente lo que no nos sobra en caso de una emergencia de este tipo es el tiempo.
¿Con qué se atragantan los niños?
No voy a descubrir América si digo que los niños se pueden atragantar con casi cualquier objeto.
De verdad que jamás pensé que se pudiera atragantar un niño con una pegatina, pero a los hechos me remito.
Nunca nunca nunca debemos dejar al alcance de un bebé nada que le quepa en la boca, porque muy probablemente lo van a querer meter para dentro. Cuando hay hermanos mayores por la casa es todo un reto pero es así: no deberíamos tener ninguna pieza suelta, ningún juguete, absolutamente nada que le quepa a un lactante en la boca.
En cuanto a los juguetes, no sólo debemos tener cuidado de que no tengan piezas pequeñas sino de que cumplan la normativa. Lo digo, por ejemplo, porque un juguete puede romperse cuando menos lo esperemos y las piezas en que se descompongan pueden ser muy peligrosas.
Personalmente yo no compro nada que no me ofrezca garantías de haber pasado por la normativa europea. Y de hecho, aunque ahora me he relajado, he retirado siempre de su alcance los típicos juguetes de los chinos que, lo siento, pero no me inspiran confianza suficiente.
Además de con un juguete o similar, los niños pueden atragantarse con la comida.
Hay que tener cuidado con los alimentos que les ofrecemos.
Una medida básica de prevención es vigilar no sólo lo que comen sino el acto en si de comer. Mis hijos, por ejemplo, son de no estarse quietos ni un segundo, de bajarse mil veces de la mesa. Pues nosotros siempre les insistimos en que hay que comer sentados y sin hablar porque, de lo contrario, te puedes atragantar.
Los frutos secos son especialmente peligrosos para los niños, seguro que eso ya lo sabéis. A mis hijos les encantan y, aún hoy, cuando comemos frutos secos lo hacemos en familia, controlando bien cómo mastican. Desde muy pequeños les hemos insistido en que deben masticarlo muchísimo y con mucho cuidado porque son peligrosos. Los frutos secos suponen un serio riesgo de obstrucción de la vía aérea, especialmente si se atraganta un niño. Una vez más, mejor prevenir un accidente que tener que lamentarlo después.
La maniobra de Heimlich en bebés y niños
Es muy importante que conozcamos esta medida básica de primeros auxilios. Ojalá nunca la tengamos que utilizar. Pero conocerla es vital, la salud de nuestros hijos puede depender de ello.
Me gusta mucho este vídeo de TeleMadrid en el que una doctora y voluntaria de Protección Civil explica cómo realizar la maniobra de Heimlich primero en bebés y luego también en niños.
Son apenas 3 minutos de vídeo y creo que lo vais a entender fenomenal:
Os lo resumo muy brevemente:
- Si el bebé es menor de un año, para realizar la maniobra de Heimlich le colocamos sobre nuestro brazo, boca abajo, con la cabeza más baja que el resto del cuerpo. Le damos cinco palmadas con el talón de nuestra mano con el fin de que expulse aquello que le está produciendo el atragantamiento.
- Si vamos a realizar la maniobra de Heimlich a un niño, que ya se sostiene de pie, le rodeamos con nuestros brazos y con el puño con el pulgar hacia su pecho realizamos cinco compresiones firmes en la boca de su estómago, donde termina el esternón.
Si el atragantamiento en el niño persiste, podemos mirar su boca para comprobar si ya vemos el objeto que produce la asfixia y es seguro retirarlo.
Si no, podemos continuar haciendo estas tandas de compresiones hasta que consigamos que lo expulse.
Obviamente si la situación se complica hay que llamar al 112 de inmediato. Son maniobras de primeros auxilios que nosotros debemos hacer mientras vienen a asistirnos, para no perder ni un segundo.
Si el atragantamiento se prolonga y el niño pierde la consciencia, debemos iniciar de inmediato las maniobras de reanimación cardiopulmonar que os explicaba hace unos días.
En definitiva, ojalá nunca tengamos que poner estos conocimientos de primeros auxilios en práctica.
Pero como nunca sabes lo que puede sucede, creo que todos deberíamos saber cómo actuar en caso de atragantamiento.
Por cierto, que el atragantamiento es más frecuente en niños pequeños y bebés, pero también puede suceder en adultos e igualmente podemos salvarles la vida sabiendo realizar la maniobra de Heimlich.
Foto | UpAllHours
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