Estaba viendo Aída y al escuchar en la canción de cabecera la frase «ahora decido yo por donde ando» automáticamente he pensado en mi niño.
Desde que descubrió que de la manita podía recorrer mundo, no quiere hacer otra cosa. Para el poco tiempo que lleva andando cogido de una sola mano creo que se recorre distancias bastante grandes y va todo el rato riendo y dando grititos, feliz de la vida. Hasta ahí bien, incluso aunque esto haya supuesto que el carro le gusta cada vez menos.
El «problema» es que el que decide por dónde anda es él. Lo mismo da vueltas que se lanza corriendo a ver algo que le ha llamado la atención o que de pronto se gira sobre si mismo y vuelve por donde ha venido. Estando en casa puede ser mareante, pero tiene su pase. Lo complicado viene en la calle, donde es imposible caminar con un destino prefijado. Estuvimos en el centro dando una vuelta y se empeñó en ir andando desde que bajamos del coche, por nosotros no hay problema. Pero, claro, el destino era entrar en el Corte Inglés y en cuanto se vió en la calle Preciados llena de gente y escaparates, se volvió loquito. Que si voy para un lado, que si voy para el otro, que si el perro que pasa, que si el escaparate de esa tienda tiene un corazón enorme, que si esa joyería me ha llamado la atención…
Al final acabamos con el niño a cuestas. Porque como le intentes obligar a ir por un camino que no quiere, automáticamente se pone de rodillas o se sienta en el suelo y le falta encadenarse, se niega incluso a ponerse de pie. ¡Menudo carácter tiene mi niño!.
Ya me estoy haciendo a la idea de cómo va a ser cuando se de cuenta de que puede andar sin ayuda de nadie y dirigirse donde le de la gana. ¡Anda que no voy a dar carreras detrás!.
- ¡Ya está aquí!.
- Atrapado en el andador
¡Ya verás qué tipito se os pone de ir pá arriba y pá abajo con el nene!
La mejor gimnasia sin duda!!
Jeje, pero eso es normal. Mi Bichito ya anda desde hace meses y ayer se me ocurrió llevarle el andador al centro comercial, como le encanta y ya en casa no se lo dejamos porque da unos golpes que no veas, pues allí que fuimos. Pero cuando era pequeña iba con él por la calle y disfrutaba muchísimo.
Pues sí que tiene genio!! pero eso es bueno, no? sobre todo para cuando sea más mayor…
Verás lo finita que te pones cuando empieces a corretear detrás de él!
Ya verás cómo dentro de nada empiezan las luchas por no querer sentarse en la silla. El mío era tremendo; con decirte que a veces me tenía que ayudar la gente a sentarle porque yo sólo no podía de lo rígido que se ponía: o bien le rompía las piernas para doblarle, o no conseguía sentarle!
Pues el mío hacía lo mismo que el tuyo, bueno y hasta ahora que ya le vamos dirigiando un poco lo hacía, ahora lo malo es que no quiere ir tampoco de la mano, y hasta ahora nunca ha bajado de la acera, pero aún así me da miedo que en un segundo le de la vena y se tire así que procuro bajarle siempre en el carro porque sino es un peligro.
¿Quién dijo gimnasio cuando puedes ir corriendo detrás de tu hijo? jajajaja! Está claro que no hay mejor deporte!
Por otro lado, normal que se volviera "loquito" en la calle Preciados… con tanta gente y tanto escaparate, me vuelvo loca hasta yo! jeje!
si si, ya verás!!!
Cuando diga que en la silla te montes tú que el quiere ir andando… y cuando camine perfectamente y vuelva a la etapa de no quiero silla, no quiero andar, quiero ir en brazos y pese 15 kilos!!!!, te cagas!!!!
Esto es un no parar jajajajajajaja, pero es genial!
Imagino cómo tendreis los riñones y la espalda, vaya etapa tan dura…